Cómo preparar a tu empresa para una recesión económica
Las recesiones económicas son periodos de contracción donde las personas y las empresas pueden ver comprometida su solvencia y su sostenibilidad. Aunque hay ciertos factores que las predicen, y se considera que son fenómenos cíclicos de la economía, la verdad es que no hay certeza de cuándo se van a presentar ni si se tratará de fenómenos globales o sólo de alcance regional.
Así que lejos de vivir con la incertidumbre constante, lo mejor es conocer cuáles son algunas recomendaciones que pueden ayudar a mitigar los efectos de una recesión para tener más oportunidad de salir airosos si se presentan.
Mantener el cash flow: Contar con recursos económicos es el oxígeno de las empresas, por lo que la vigilancia de los flujos de efectivo debe ser más controlada, incluso, semanalmente. Es necesario tener muy claras las facturas por cobrar, dando un seguimiento muy cercano a los clientes para que no se les pase. Es una realidad que si llega a eso, el que reclama primero es el que suele cobrar antes. A su vez, procura que tu empresa también cumpla con los pagos a proveedores.
Esta recomendación por supuesto que incluye la revisión de los costos operativos para cortar todo aquello superfluo y utilizar de manera adecuada todos los recursos económicos y materiales.
Negociar con astucia: Este consejo va de la mano del anterior, porque en épocas de poco efectivo, es momento de sentarse a platicar para llegar a acuerdos que favorezcan a ambas partes, sí es importante buscar el ganar ganar porque las recesiones son pasajeras, y lo mejor que podemos hacer es lograr que la mayor parte de empresas sobrevivan, porque al final todos nos vemos favorecido entre menos pérdidas haya.
Mantener buen historial crediticio: El mundo financiero si bien se rige por tener a la mano activos para respaldarse, también en gran medida se rige por la buena fama. Así que ser un buen pagador en tiempos sin crisis es una obligación que trae como beneficio generar confianza. Este antecedente de buenos pagadores será muy importante si se requiere pedir o ampliar las líneas de crédito si las cosas se ponen realmente mal.
Para lograrlo sin importar el ciclo económico es indispensable tener orden interno en las finanzas, que permite también hacer un mejor manejo del cash flow y favorece la confianza en las negociones en general.
Enfocarse en el negocio principal: Las empresas pueden tener varias líneas de producción o proyectos que se han ido alejando de lo que resulta más rentable. Ante una recesión conviene concentrase en lo que da sustento a la empresa, en lo que la distingue y la hace imprescindible para sus clientes. Los proyectos internos o externos que no sean tan rentables se pueden congelar hasta que sea un momento más propicio.
Como parte de este centrarse entra también analizar las tareas que puedan ser automatizadas (por un software o con asistencia de la Inteligencia Artificial) o considerar la subcontratación de aquellas áreas que resultan onerosas y es posible que las hagan otros.
Analizar bien antes de despedir: Una de las salidas fáciles de muchas empresas durante las recesiones es despedir a mucho personal. El problema es que muchas veces el personal que se queda es insuficiente para sacar el trabajo o hacerlo de forma óptima y termina generándose un mal servicio o problema de productividad. Por otra parte, una vez pasado lo peor se hace necesario recontratar y la mayor parte de las veces volver a invertir en capacitar al nuevo personal. Por ello, hay que ser cuidadosos en evaluar bien antes de tomar esas decisiones y limitarse a despedir a aquellos que en verdad no aportan a la empresa.
Como se puede deducir, las empresas que se conocen bien a sí mismas, que tienen orden en sus procesos y finanzas, y que son capaces de hacer sinergias positivas con sus clientes, proveedores, inversionistas y colaboradores son las que tendrán mayores herramientas para sortear exitosamente las recesiones.
Fuente: