El funcionamiento de la moral tributaria en México

Más allá de la obligatoriedad de hacerlo o que a veces ni siquiera hay conciencia de que se está haciendo pues en México ciertos gravámenes van incluidos en el precio de venta, el pago de impuestos es una de las responsabilidades que más emociones y polémicas despierta. No sólo porque como se ha repetido mucho el nombre “impuesto” dice ya mucho respecto a la percepción de éstos como una carga o que haya una sanción cuando se evade su cumplimiento, sino porque el uso que se da esos recursos también repercute en las ganas o no de pagarlos.

Estos temas son parte de la llamada moral tributaria y tiene efectos en el comportamiento de los contribuyentes e incide en las esferas públicas. Conocer más sobre la moral tributaria ayuda entender mejor esa incidencia.

La moral tributaria es la percepción sobre qué tan equitativa son las normas que impone el Estado en materia fiscal respecto a lo que el contribuyente recibe a cambio y las consecuencias que pueden enfrentarse si no se siguen esas normas.

Los elementos de la moral tributaria

La moral tributaria tiene tres elementos básicos que la construyen:

Reciprocidad: Una de las motivaciones más significativas para cumplir con el pago de impuestos es el grado de reciprocidad que perciben los contribuyentes, es decir, qué tanto sienten que el pago de impuestos les “regresa” en servicios, seguridad y otros bienes que el Estado provee tanto a ellos como a la sociedad en su conjunto.

En otras palabras, alguien puede de manera emocional que hay una “injusticia” pues no ve recibe bienes o servicios públicos de calidad y justifica así no pagar impuestos, o al contrario, en sociedades donde hay una percepción de estar recibiendo lo “justo” o lo “necesario” se cubren con mayor satisfacción esas obligaciones. A lo largo de la historia, esa percepción ha ido cambiando en México, habiendo épocas en las que hay se siente que los pagos sí tienen repercusiones constructivas y otras en las que se vulneran las finanzas públicas  con altos niveles de enriquecimiento por corrupción de funcionarios y malos servicios.

Progresividad: El elemento progresividad depende de la percepción de la desigualdad en la carga tributaria; es decir, en las sociedades donde los contribuyentes sienten que los montos a pagar son consistentes en todos los niveles socieconómicos o según los montos de ingresos, tienden a pagar sin tanto problema. Si al contrario, como suele suceder en México, con verdad o no, los contribuyentes llamados cautivos sienten que son los únicos que pagan, entonces, encontrarán “justificable” el incumplimiento de parte de sus obligaciones.

Normas sociales: El comportamiento personal (no sólo en materia de impuestos) se ve influenciado por el comportamiento de los demás, hay la tendencia a alinearse con lo que hacen otros, pues se siente una especie de “protección de la masa” o se relaja la percepción de que algo es malo si muchos lo hacen. Así, en sociedades donde la mayoría paga impuestos, la evasión será mínima; en lugares, donde la evasión prevalece y difícilmente hay castigo a esa evasión, el pago de impuestos bajará.

Contar con ayuda

Conocer y reflexionar sobre estos aspectos que van más allá de temer una sanción o sentirse impelido a cumplir con el deber, es importante pues permite entender mejor los propios comportamientos y a nivel gubernamental implementar políticas públicas que resulten en prácticas positivas que se reflejen en la confianza del contribuyente y lo hagan sentir, si no feliz; por lo menos cómodo con la idea de pagar sus impuestos en tiempo y forma.

Para encontrar el justo equilibrio en la moral tributaria como persona física o si estás al frente de una empresa, es necesario contar con ayuda de servicios fiscales profesionales que tengan una visión amplia, pero sustentada en la ética así como el pleno conocimiento de la ley. En BFA te ofrecemos justo eso.