La caída de Sillicon Valley
Los bancos son empresas especiales en el sentido de que su fracaso implica daños más extendidos que los que llegan a ocurrir con cualquier otra empresa. Por eso, en los últimos meses la noticia de que algunos bancos importantes han presentado graves dificultades ha cimbrado a todos.
Uno de esos bancos fue del Silicon Valley Bank en California, Estados Unidos. Este banco ocupaba el lugar 16 entre los bancos comerciales de su país, pero además tenía una importancia simbólica pues era, como su nombre lo indica, la institución financiera de las empresas de tecnología que desde hace tres décadas han tenido a Silicon Valley como su principal sede.
Inicialmente la pandemia fue favorable al sector que atendían porque implicó trasladar al terreno de lo digital muchas de las operaciones que antes eran presenciales. Pero las problemáticas posteriores por la ruptura de las cadenas de suministro, la falta de chips, además de la guerra en Ucrania, cambiaron la situación disparando la inflación.
¿Cómo era SVB?
Este banco fue fundado en 1983 en Santa Clara, California, pero fue en los últimos 10 años que se expandió gracias a enfilarse a clientes entre las empresas de tecnología, las cuales, a su vez tuvieron un crecimiento muy grande en ese mismo periodo. Muchas start up de ese sector fueron financiadas por SVB.
Entre finales de 2019 y marzo de 2022, sus activos se triplicaron pasando de 71 millones de dólares a 220 mil millones, según sus estados financieros. En ese periodo los depósitos de empresas del sector aumentaron de 62 millones a 198 millones de dólares. Este crecimiento permitió a SVB abrir oficinas en otros países como Gran Bretaña, Irlanda, Israel, Alemania, Canadá, Dinamarca, Suecia y China, llegando a tener 8,500 empleados.
Pero un año después, exactamente el 10 de marzo de 2023 el gobierno de Estados Unidos cerró el banco, luego de varios días de extrema turbulencia.
¿Cómo ocurrió todo?
Durante dos años, el banco invirtió sus crecientes ingresos en Bonos del Tesoro de Estados Unidos, una inversión considerada segura. El problema es que fueron adquiridos a una tasa fija muy baja, pues era la que había imperado por años y la que se mantuvo así para paliar mejor los efectos de la pandemia. Sin embargo, como se mencionaba las circunstancias cambiaron y la inflación se disparó, haciendo necesario un aumento de las tasas de interés, es decir, los bonos nuevos tenían una tasa más alta.
A la par, las empresas tecnológicas también comenzaron a sufrir los estragos de la situación económica adversa y retiraron más fondos de los que SVB estimaba. Por ello, la falta de liquidez lo forzó a vender con pérdida los bonos del Tesoro que tenía. El anuncio de esta operación el 8 de marzo despertó las alertas y motivó que muchos más clientes buscaran retirar su dinero al sospechar que la entidad no estaba bien fondeada. El banco fue incapaz de responder a tantas peticiones y así se aceleró la caída del banco.
Al rescate
El lunes después del cierre del banco, o sea, el 13 de marzo, las autoridades de Estados Unidos comunicaron que todos los clientes de SVB recuperarían su dinero. Este anuncio fue fundamental para tranquilizar a los mercados porque todos los depósitos de hasta 250 mil dólares están protegidos por el Fondo de Garantía de Depósitos, pero el 90% de los clientes de SVB superaban ese monto.
Así, pues SVB quedó en manos de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC; en inglés) y se recibieron fondos de la Reserva Federal para cubrir los déficits. Además, se ofreció apoyo a todas las entidades bancarias que pudieran estar en una situación semejante.
Esta intervención fue necesaria pues no sólo SVB estaba en problemas, un par de bancos más también fueron cerrados. Por ello, buscaron controlar los temores de los ahorradores que podrían causar más estragos si la desconfianza en todo el sistema bancario crecía.